Fuit Hic [“Yo estuve aquí”], que escribían los antiguos para dar fe notarial de su presencia ante las personas que retrataban, las cosas y los acontecimientos que vemos en sus tablas y lienzos. Esa mezcla de pasado y presente eterno que permiten las imágenes es fascinante.
De algún modo quedarán en éstas de la exposición una atmósfera: el tiempo pasado al lado de mis amigos, juntos, hablando, mucho sofá, café, humo, chocolate y cine… También muchas risas, llanto. Un piso, en las alturas de Carabanchel. El mobiliario se iba mudando, reconvirtiéndose, un sube y baja constante, de sus cuatro pisos, y aunque no era nuestro lo hicimos propio.
De ahí quizá también esa arquitectura inestable y esa barba encrespada, apuntalada, aguantando la masa hecha de alegría y tristeza, para que no se derrumbara… En fin, son metáforas muy íntimas, pero creo que un espectador sensible puede acceder a ellas